Letrinas: Breve antología poética de Marco A. Pérez


 

Breve antología poética de Marco A. Pérez




LOS QUE ENTENDIERON LA REALIDAD

No vamos a engañar a nadie:

después de la tormenta

nunca llega la calma.

Nos quedan la inundación

y la tristeza de los árboles mutilados.

 

¿Qué nos espera a nosotros

si hasta un tronco atado a la tierra

se inclina ante la tempestad?

 

Habrá que renunciar

al heroísmo,

dejarnos llevar por

estas cloacas

que nos arrastran

inevitablemente

como cuerpos de animales muertos.

 

No nos mintamos,

aquí ni ganan los buenos

ni los hijos de puta

reciben su merecido;

aquí apenas se salvan

los que entendieron la realidad

y se arrojan al mar

atados a su peso.

 

Benditos sean los suicidas:

si tuviera una religión,

ellos serían mis santos.

 



HOY HE LEÍDO A VALLEJO

Hoy no tengo ganas de nada

ni siquiera de estar muerto.

 

Mis manos pesan

como puños

de boxeador noqueado.

 

Me he forjado esta boca

besando la lona

más que tus labios.

 

Apenas puedo escuchar

la cuenta regresiva

y levantar mi voz

para intentar sostener

algo mío en alto.

 

Alcanzar el cielo

es asunto de pájaros,

yo me limito a pensar

con las alas de los libros:

abrir páginas

para no destaparme el cráneo.

 

Y me bebo la vida

como un alcohólico

a las diez de la mañana.

 

No quiero saber nada

de la esperanza:

que venga la muerte

a ver el mundo a mi lado

y entonces sabrá

por qué la deseamos tanto.

 

Pienso en toda la gente

que me ha querido,

por cinco minutos o cinco años,

no importa la medida

cuando es equivalente el daño.

 

Pediré perdón por última vez,

aunque uno se cansa

de recibir clemencia.

 

No me despido,

hoy he leído a Vallejo,

perdonen la tristeza.

 

 

 

ANIMALES DOMÉSTICOS

Me duele el perro del vecino.

Atado.

Limitado a un pequeño

espacio todo el día

a cambio de techo y comida.

 

Triste, pero seguro...

¿Seguro de qué?

¿De su soledad entre ladridos

de ansiedad?

¿De dos o tres caricias

que no valen la condena?

 

Me apena el perro del vecino,

como si mi corbata

asfixiara menos que su correa.

 

No hay mucha diferencia

entre mi horario de oficina,

el miedo,

y su docilidad doméstica.

 

Mientras él se acostumbró

al tintineo de sus cadenas,

yo me voy acostumbrando

al sonido de estas teclas.

 

  

 

SOY

Soy el poema mal hecho de otro imitador de Bukowski.

La canción más desafinada de Corcobado.

El loco que no se atreve a ser rey de su propio mundo

imaginario,

aterrado del resplandor blanco

en una habitación marginada del viejo hospital.

Soy la sonrisa salpicada de sangre en el rostro del

asesino serial.

La bala dorada que perforó el cráneo del niño soldado.

El pensamiento perverso del sacerdote,

o sus dedos,

persignándose.

Pálidos dedos que minutos antes

se introducían húmedos en la entrepierna de otra víctima.

Soy el político sonriendo en la foto con el pobre.

El vagabundo que morirá de frío y nadie notará.

El cáncer que matará a tu madre en cinco años.

El niño que no volverás a ser.

Soy la tierra sobre tu ataúd.

La cuerda que alguien tirará

después de descolgar tu cuerpo aún tibio.

El perro atropellado por un conductor borracho

que se destrozará el cráneo a un kilómetro de ahí.

 

Soy el mundo destruido por el hombre.

 

Y tú,

¿me reconoces?

 

 

 

SEGURO QUE ESTA HISTORIA TE SUENA

Hoy vi a un niño llorando

al lado del cadáver

de su pequeño poodle.

Otro perro más grande

lo había matado.

 

Ese tipo de cosas siempre me ponen mal.

 

Pensé en qué es

lo que se le puede decir.

Cómo explicarle.

Pero sólo vino a mi mente

el verso final

de un poema de Iribarren:

 

es la vida, hijo...

y no ha hecho más que empezar.

 


 

EL DOLOR MÁS PROFUNDO

Aquí no hay poesía,

sólo esto:

la realidad.

 

Más allá de las palabras que inventamos,

más allá de la fuerza de todas las catástrofes,

la soledad es lo único que sobrevive.

 

El miedo es la unidad de medida de la muerte

y la muerte es la máscara del tiempo.

 

Pero hay un dolor más profundo

que supera todos nuestros temores.

No es de la muerte

de lo que en realidad huimos

sino de algo aún más inevitable.

Terrorífico.

Ordinario:

 

el olvido.

 



LA FORTUNA DE LAS MOSCAS

Somos nada

y a la nada pertenecemos.

Pequeños seres pretenciosos,

primates de un metro setenta

y a veces ni eso.

 

Más parecidos a las células de un cáncer

que a las estrellas en el cielo.

 

Nacemos, crecemos, follamos, fallamos y morimos.

Millones de ciclos repetidos

en una danza absurda entre la mierda y la soledad.

Almas frustradas, ancladas

al mismo deseo de eternidad.

 

Reafirmamos nuestra arrogancia odiando.

 

Creemos que no guardamos relación

con nada que consideremos inferior.

Ahí están las moscas, por ejemplo,

nos provocan asco y las preferimos lejos.

 

Nos cuesta admitir

que aunque no somos moscas

nos encanta la mierda.

 

Incluso,

nuestra fortuna es menor:

ellas,

en su miserable condición,

apenas viven unos días

y además saben volar.

 

Somos superficies,

limitados por cinco sentidos

y cuatro dimensiones.

 

No nos cuestionamos nunca nuestra existencia;

sólo aceptamos las ideas

con las que nos violaron la mente

nuestros padres.

Y las defendemos.

Nos aferramos a ellas

como si los muros de nuestra percepción

fueran un sagrado monumento,

pero sólo somos

maquinarias del miedo.

 

Para qué seguir.

Para qué insistir.

Para qué tanta palabra seca

taladrándome el cerebro,

si mañana vuelvo al mismo encuentro:

dormir, comer, cagar, trabajar, embriagarme

y comenzar de nuevo.

 

Si no nos jugamos la vida,

¿Para qué la queremos?

 

¿No sería entonces mejor la muerte?

¿El abandono por voluntad

y no esta permanencia por cobardía?

 

Tanto ruido y al final

nuestro cadáver apenas servirá

de patria para las nuevas larvas

que fundarán nuestro esqueleto.

 

Se desnuda la cruda anatomía del universo:

 

Morir no significa irse

sino regresar a casa.

 

A dónde pertenecemos.

 

A la nada.

 

 

 

LOS DÍAS NORMALES

Huimos de la trivialidad,

de la costumbre,

de la mediocridad,

de lo simple,

de lo común,

de lo insípido:

de lo que nos une al resto.

Huimos, en fin,

de los días normales.

 

Y sin embargo,

son lo que más nos sucede.

 

Observa a todos

esos perros en la calle,

avanzan como si supieran

siempre a donde van.

 

Quisiera tener

esa misma certeza.

Conservar el instinto.

 

No hay ni un rastro

de furia por las banquetas.

Ni un camino que

nos lleve a la deserción.

 

¿Civilidad o imbecilidad?

 

Incluso el árbol envejecido,

con raíces y paciencia, aprendió

a reventar el concreto usando

la sabiduría de su propia naturaleza.

 

A morir de pie entre los arrodillados.

 

Nos arrancaron la rabia

pero no la esperanza.

 

La trampa es mantener

nuestra pasividad intacta:

un rebaño de carne

anhelante y acostumbrada.

 

Porque un pueblo desesperanzado

sabe que morirá peleando.

 

No hay nada más incendiario

que la desesperación.

 

 

 

INCENDIO UNIVERSAL

Hay algo que se pudre,

que cruje cada vez que sonrío,

como una máquina averiada

en medio de un sistema productivo.

 

No es para ponerse de pie

que nos levantamos.

Es para continuar, simplemente.

 

Arrastrados por la inercia del propio juego:

la realidad que nos ha tocado

sin poder elegir la casilla de inicio.

 

Somos el insecto que el azar amenaza

poner bajo la bota.

 

Hemos hallado algunas salidas,

es cierto, pero no todos sobreviviremos

a los caminos que nos llevarán a ellas.

 

Mi corazón es del tamaño de un puño

y mi puño tiene el tamaño de la ira.

 

Nada es más inútil

que algo que funciona, impecable,

dentro de un cuerpo que no sabe

para qué sirve.

 

Reunamos toda la tristeza de nuestra generación

y prendámosle fuego.

 

Será el gran incendio universal:

las ciudades hermanadas por las llamas,

desatando su hedor a mierda y consuelo.

 

Arderemos

para cicatrizar el dolor en cenizas.

 

Y si no sobrevivimos,

al menos

iluminaremos.

 


Marco A. Pérez. Poeta originario de San Martín Texmelucan, Puebla. Publicó el libro de poemas La fortuna de las moscas (2021), en la editorial El Viaje y El Camino. Ha participado en festivales culturales como Tlalancarock, Encuentro de Blues del callejón y Encuentro Nacional de Poesía Max Rojas. Actualmente se encuentra trabajando en su segundo poemario. Es papá de Galia.

Escafandra Literaria: entrevista con el escritor Mario Bellatin


Mario Bellatin
es uno de los escritores más importantes y prolíficos de la literatura hispana contemporánea. Sus obras han sido clave para la revolución narrativa, mostrando universos tan interesantes como únicos.

En esta entrega de Escafandra Literaria estaremos charlando sobre las particularidades de su obra, Juan Carlos Onetti, el mundo literario actual y la importancia de acercarnos a las editoriales independientes.



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El devenir de Emir Kusturica


Jorge Tadeo Vargas | 


Aunque la carrera cinematográfica de Emir Kusturica no inicia en 1995, cuando ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el Oscar a mejor película extranjera por Underground, este fue el año que lo conocí y que comencé el recorrido hacia atrás de su trayectoria, buscando sus películas anteriores. Una rápida búsqueda en el incipiente internet de aquellos años y un amigo que vivía en la Ciudad de México me ayudaron con esto. Él las buscó, las consiguió y me las mandó vía correo postal en formato VHS hasta la ciudad de La Paz, que era donde yo estaba comenzando mis estudios universitarios.

Así fue como vi “Papá esta en viaje de negocios” (1985) con la que inició el camino hacia la internacionalización y el reconocimiento global, ganando su primer Palma de Oro y recibiendo su primer nominación al Oscar como mejor película extranjera. Esto con apenas treinta y dos años. También conseguí “Gipsy Times” (1988), que se convirtió en mi película favorita del director por muchos años, una belleza de lo absurdo y el realismo mágico, con la que hace una denuncia al racismo y la violencia hacia lo diferente, hacia aquellos que tienen una forma de vida distinta a la que el sistema nos dice que debemos de tener, una visión totalmente contraria a la visión occidental que impera en muchos directores de cine, incluso en aquellos que son críticos al sistema.

La tercera (aunque las conseguí en un mismo paquete) fue “Arizona Dream” (1993) su primera (y última) incursión en el cine norteamericano. Una comedia negra, absurda, muy a su estilo que no tuvo el éxito que pudo haber tenido, con un Johnny Depp logrando una de sus mejores actuaciones al lado del genial Jerry Lewis y la maravillosa Faye Dunaway. Con esta, mi colección de la filmografía de Kusturica estaba completa, claro que le sumaba Underground, con su maravillosa banda sonora y el espectacular poster que la acompañaba y que me agencié en el videoclub donde trabajaba. Solo me tocaba estar atento a sus nuevas películas.


Muchos años después conseguí (en DVD) ¿Te acuerdas de Dolly Bell” (1981) donde va mostrando su estilo de sobra conocido, lleno de una elegancia estilística propia de su forma de ver el mundo, su obsesión de enfrentar a sus personajes al caos mientras todo se va resolviendo entre lo absurdo y el realismo mágico. Tal vez esta forma de ver la realidad es lo que lo hace sentirse tan cercano a América Latina, pues entiende a la perfección este surrealismo arropado por la magia, del cual nos sentimos tan orgullosos.

Kusturica es un tipo difícil de descifrar, alguien que traduce de forma perfecta el caos y lo lleva a buen fin, a la par de ser un producto de sus propias contradicciones que lo persiguen para que las traduzca en forma de historias absurdas, hilarantes, esas mismas contradicciones con las que viene lidiando desde la desaparición de Yugoslavia.

Y es que el nacido como bosnio, musulmán, en algún momento tomó la decisión de reconocerse como serbio y se convirtió al cristianismo ortodoxo, a la par de iniciar un viaje al nomadismo que lo ha llevado a vivir en muchos otros países y ciudades. Es como se siente más cómodo, siendo un gitano sin patria que defender o de la cual renegar según sea la situación o las necesidades.


Tal vez es la razón por la que se siente como pez en el agua tocando y girando, primero con la banda punk Zabrajenjo Punsenje o en lo que se convirtió esta agrupación con el paso de los años que es la Emir Kusturica and the No Smoking Orchestra, su espacio seguro desde hace varias décadas y al que regrese siempre de que lo necesita, este espacio colectivo donde es uno más de muchos creativos a la hora de componer y tocar.

En 1998, sumaba a sus otros premios el León de Plata de la muestra de Venecia como mejor director por la película “Gato Negro, Gato Blanco”, una comedia absurda, negra, donde una comunidad gitana es la protagonista. Ambientada en las riberas del Danubio cuenta la historia, cual es su costumbre, de unos marginados que buscan desde su propia visión sobrevivir a este sistema. Aquí la banda sonora es parte fundamental de la historia por lo que toma un papel protagónico, a la par de la dirección de fotografía o de arte. Kusturica mantiene el absurdo, el realismo mágico para contar la historia de quienes sobreviven al borde de la sociedad poniendo en marcha su creatividad para engañar a los privilegiados. Todo esto desde la visión nada occidental que Emir tiene del mundo.

En 2001, estrena el documental Super 8 Stories, donde narra las peripecias de la banda a la que pertenece, los No Smoking Orchestra, mostrando la relación tan cercana que existe entre los integrantes, con lo que hace uno de los mejores documentales de música que he visto. Mas allá de la crítica que se le ha hecho, lo que retrata de manera muy objetiva es la convivencia diaria de una banda más allá de las actitudes y vicios de rockstar que siempre están presentes en este tipo de documentales. No es sobre la caída y la redención, es sobre el amor y la amistad.


Para 2004, regresa a terrenos de la “ficción” con “La vida es un milagro” y uso comillas para resaltar la palabra ficción pues el impresionante trabajo que hace con esta cinta para rescatar la memoria histórica de la guerra yugoslava, la convierte en posiblemente el mejor trabajo de Kusturica hasta el momento. Su objetividad, su madurez como cineasta, son muy claros, además de sumarle significativamente su rechazo a la visión cinematográfica e histórica occidental. Para él, el diálogo no es necesario, mucho menos demostrar algo a la hegemonía occidental (a la cual nunca le ha hecho reverencias). Su cine va más allá de ellos y su visión miope. Para cerrar con “La vida es un milagro” y la recuperación de la memoria presenta el corto “Blue Gipsy” (2005) dándole voz a los niños de la guerra en tan solo diecisiete minutos.

Para 2007, la comedia absurda, el realismo mágico, los marginados y su forma de enfrentar la vida son los protagonistas de la historia de “Prométeme” contando cómo se sobrevive en el borde, ese que el sur global conoce tan bien, lleno de muertos, desaparecidos, de violencia, la cual Kusturica sabe disfrazar muy bien, para soltarla en forma de humor negro, políticamente incorrecto.

Su gusto por el futbol y sus cercanías ideológicas, lo llevaron a filmar en el 2008, “Maradona by Kusturica”, un documental sobre Diego Armando Maradona y el culto que se vive en torno a él, no solo en Argentina, sino en todo el mundo. Aquí también da constancia de la cercanía del diez con cierto sector de la izquierda latinoamericana, y da constancia de ese apego ideológico. Este es un documento fílmico que intenta ser lo más objetivo posible, aunque también lleva mucha carga de sentimentalismo y parcialidad por parte del director, lo cual tampoco es un pecado, al final, el documental narra la historia de un personaje al cual Kusturica admira como jugador y como persona. De nuevo salen a flote sus contradicciones.


En 2014 retoma el cine de ficción participando en el ejercicio “Words with Gods” filmando uno de los nueve cortos de este proyecto fallido que intenta armar un diálogo sobre la existencia de Dios, el cual tristemente queda reducido a historias pretenciosas y faltas de ritmo.

Para 2016 regresa a la dirección con “On the Milky Road” y aunque su estilo se mantiene ha perdido de cierta forma esa visión absurda, de confrontación con el occidente, tal vez como producto de todos sus años viviendo justo en esos países, pero en esta película se le nota autocomplaciente, sin crítica, sin ofrecer nada distinto, incluso su decisión de tomar el rol protagónico junto a Mónica Bellucci, se siente forzado, lejos de lo que nos había dado. Este es posiblemente el peor ejercicio cinematográfico de su carrera, ni siquiera el soundtrack es capaz de salvarlo, tomando en cuenta que para Kusturica esta parte siempre ha jugado un papel importantísimo a la hora de contar sus historias.

Desde 2016 no ha regresado a filmar ficción, aunque en 2018, regresa al terreno de los documentales con “El Pepe: una vida suprema” donde narra la vida de José Mujica, desde sus años en el activismo hasta la llegada a la presidencia. Con este rinde homenaje a uno de los personajes de la izquierda institucional más coherente que han existido y que sin embargo está lleno de contradicciones, tal vez fue la razón por la que Kusturica decidió contar su historia, no podemos ignorar que en las contradicciones propias del director, en 2014 apoyó abiertamente a Vladimir Putin, y actualmente ha declarado su repudio al presidente de Ucrania, en esta guerra contra Rusia. Es claro que sus apoyos tiran más hacia la izquierda, sin hacer un verdadero cuestionamiento. Aquí Kusturica sufre del mal de todas las celebridades de izquierda, una falta de conocimiento real de la problemática, con mucho mainstream de por medio. El apoyo a Mujica, a la vez que Putin no muestra sino sus contradicciones y su intento de navegar más allá del caos.


Emir Kusturica ha declarado en múltiples ocasiones su deseo de dejar de dirigir, de retirarse del cine y dedicarse por completo a la No Smoking Orchestra, sin embargo ha regresado al menos en un par de ocasiones, y es que el cine le ha dado mucho, lo mismo que él nos ha dado a los espectadores y tal vez por eso se mantiene aquí, por ser el lugar desde donde puede arremeter con más fuerza contra las visiones hegemónicas del sistema, desde donde puede debatir ideologías y creencias, desde lo absurdo y surreal, desde donde puede poner en entredicho sus contradicciones e intentar ordenar el caos.



Enero, 2023
Desde algún lugar en el exilio.

Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia

Aunque tú no lo sepas: una charla con Paulino Monroy


Charlamos con el talentoso músico, compositor y productor mexicano Paulino Monroy, en esta entrevista nos platica sobre su trabajo discográfico, su manera de ver la industria musical y su más reciente colaboración junto a la agrupación española Alarmantiks!


Para más entrevistas suscríbete al canal de YouTube de
Casa Yonki.

Con Clichés Tour, Jesse & Joy regresan a Puebla



Jaime López



Después de un tiempo prolongado sin ofrecer un concierto en la ciudad de Puebla, el prestigiado dúo de pop mexicano, Jesse & Joy, estará en el Auditorio Metropolitano como parte de su tour #Clichés.

Los creadores de "Dueles" y "La de la mala suerte" manifestaron su entusiasmo de retornar a la Angelópolis tras el confinamiento provocado por la contingencia sanitaria.

"Teníamos muchas ganas de ver a Puebla en el calendario, como bien mencionan, en el inter también se cruzó la pandemia, y felices de poder volver", expresó Joy en conferencia de medios.

De acuerdo con lo expresado por el dueto, a partir del año pasado retomaron sus presentaciones en vivo, recorriendo diversos puntos de Estados Unidos y del continente americano.

Agregaron que, en su tour, no podían dejar fuera a Puebla, pues señalaron que los seguidores de dicha entidad se distinguen por su calidez.

Cabe recordar que los músicos nacionales tendrán su concierto en el Auditorio Metropolitano.

"Nos faltaba venir aquí, entonces, nos emociona muchísimo estar en concierto con ustedes y sobre todo en un recinto tan bonito", dijo Jesse.

Acerca del nombre de su gira y nuevo disco, explicaron que es parte de lo que los representa hoy en día y comentaron que hay clichés tanto buenos como malos.



Dentro de los primeros, mencionaron el dar un beso en el cuello de alguien y provocar que se le erice la piel.

Refirieron que "Espacio sideral" es una de las canciones que recuerdan con más cariño a lo largo de sus 17 años de trayectoria.

Destacaron que todos los días debe celebrarse el amor, aunque no precisamente el de pareja, sino el amor a uno mismo.

"Todos los días debe ser el día del amor, pero empezando con un amor propio; cómo vamos a querer o amar a alguien si a veces no nos amamos a nosotros mismos"

Cabe agregar que Joy hizo énfasis en que el concierto en la capital poblana es recomendable para toda la familia; añadió que se harán acompañar de otros tres músicos y dijo que el show dura poco más de 90 minutos, dependiendo la situación y el público, porque ellos buscan que los espectadores de cada estado tengan una experiencia diferente.

Los boletos para #ClichésTour están disponible a través del sistema de #Superboletos, así como en taquillas del recinto; las localidades van de los 600 a los 2 mil 420 pesos, más cargos por servicio.

Letrinas: Poemas de Anishka Rivera



Poemas de Anishka Rivera




El SILENCIO DE LOS NOMBRES


Mientras por siempre.

Bajo sábanas líricas adornan mi cuerpo.

-que es tuyo-

Corren besos ausentes de misterioso fondo.

Mientras por siempre.

A mi sub-alma le perteneces.

-por si fuera poco-



¿Qué cielo estará guardado para mí cuando entre zarzales me quieras?



Mientras por siempre.

Diremos nuestros nombres en el silencio.

Despeinando aquellas soledades.

Como si eso nos emancipara del olvido.





ECRUCIJADA CON EL VINO


Este día,

La vida,

La sombra,

No son sofisticadas.



Se cae la copa.

El vidrio flotante que corta.



Mi corazón inquietante,

Mi cuerpo tendido,

Sensual,

Efímero.



Fui mi amiga una vez,

Regresé,

¡Alma de varo!

¡Fiebre de perra suelta!






LA NOCHE


La noche se hizo para contemplarla.

Amar sus navíos alegóricos,

Sus miradas místicas,

Humildes y violentos sonoros,

Simbiosis íntimas,

Se desemboca,

Se envenena,

Nos regala remordimientos,

Confesiones,

Deseos,

Genuflexiones,

Estupores,

Nos llena y nos vacía,

Nos obliga a soltar la carne,

Nos horroriza como gavilanes,

Nos encierra entre dioses y esquelas,

Nos alimenta de panteones.



La nit, la nuit, la nokto.



Juega con perfume de sangre,

Nos impregna su hechizo,

Como una musa galante,

Desplegando el vigor,

Exiliada al infierno.





PERSISTENTE AMOR

Buscaré la esperanza si es que ha socavado por algún desolado deseo, encontraré el momento para rodear tus ojos y que las bocas se unan como la ola y la espuma pacifican por encima de la roca, del mar inmenso.

Insistiré los abrazos perversos, donde te torturo con la pasión que demandas; que habitas, sangre caliente y alegre, que brotan miradas, oleadas oleadas.





0:00

La eternidad como algo continuo; el tiempo marchito.

Las rosas marchitan, las espinas maduran.

Pero lo continuo es no-lingüístico,

Lo que se marchita es la imagen,

Ni siquiera la ilusión,

Esa muda fácilmente.





GALAXIA AUSENTE

Un día estaban todos los ruidos prestados, en el murmullo de alguna galaxia. Las palabras ya no se decían nada. Llegó el abrazo tierno de bienvenida, en el menú de un restaurante vacío, donde la última llamada no fue contestada. En otra tierra; un beso se pintaba los labios, la caricia se tocaba su cabello, la promesa se esfumaba con la risa, el amor dormía entre cajas de chocolates y en la soledad la rosa marchita pronunciaba su dulce nombre.



¿Será el futuro del olvido?

¿Será el poema escrito en un libro?





Ana Fernanda Rivera Verdugo (1988). Antagonista Desnuda, como proyecto literario y bajo seudónimo Anishka Rivera. Nacida en Mexicali Baja California, México. Interesada por la poesía desde su adolescencia, empezó a escribir a los 14 años y así inicio su interés por la literatura. En el 2009-2011 comienza como promotora cultural, fomentando la pintura, danza, música y poesía. En el 2012, participa en la FIL U.A.B.C. impartiendo la conferencia “Musicalización con textos literarios”. En el 2022 se presentó en La Otra FIL de Guadalajara, Jalisco. Leyendo sus poemas más recientes. Actualmente está escribiendo su primer poemario “Poemas de fondo” (2023). Además, amante de la música, apasionada en la cocina y su gusto por cantar.

Letrinas: O Rei



O Rei

Samanta Galán Villa


Al pensar en mi padre, puedo recordar claramente su cuerpo inmóvil frente a la imagen de O Rei. Un póster que consiguió en un mercado, en donde se ve al ídolo del futbol de espaldas, mostrando en la playera verdeamarela el número diez. Su cara de lado, sonriendo feliz de saberse el mejor futbolista del mundo.

Lo fue para muchos. Lo fue para mi padre.

No sólo coleccionaba varios recortes de periódico sobre las victorias de Pelé en el Santos FC o incluso algunas notas de revistas, también tenía un par de jerseys supuestamente autografiadas por él, colgadas en un gancho de madera y cubiertas con una bolsa de plástico. Muy parecido a como entregan los trajes en la lavandería.

El cuarto de mi padre era un santuario para do Nascimento. No había mujer que le reclamara su afición porque mi mamá falleció cuando yo tenía tres años por una angina de pecho. Según mi papá, no fue eso, sino los corajes que hacía ella porque siempre se hizo en esa casa su santa voluntad. Y es por eso que tengo este nombre, esta cruz. Pelé Reymundo González Chagoya.

Qué orgullo para mi papá presentarme con sus amigos diciendo mi nombre completo, haciendo énfasis en la última e de mi primer nombre. Pelé. En ese entonces, cuando tenía apenas diez años, llamarme así me ponía a la par de ellos y hasta más alto.

Nunca vi jugar a O Rei, pero mi papá me contaba historias increíbles sobre sus goles y sus Copas del Mundo. Decía, con aires de profeta, que si Pelé se coronaba como el rey en otro Mundial, entonces habría más ganancias en el negocio de tapicería que nos daba el sustento. Si Pelé gana otro Mundial entonces tú, hijo, serás igual de grande que él. Algún día tú llevarás a este país a la final y yo diré orgulloso que Pelé Reymundo es mi hijo. Eso decía.

Para mí no había labor más importante. La escuela era un desperdicio de tiempo. Salía corriendo de clases para tomar un balón que se desbarataba con cada golpe. Ponía dos cubetas como portería y practicaba penales. Con mis amigos jugaba a la hora del recreo y de la salida.

Nunca estuvimos en un torneo formal hasta que mi papá me inscribió en uno con muchachos más grandes que yo. En el primer partido me dieron una paliza. Un llegue arriba del talón me sacó del partido.

Entre mis lágrimas vi la cara de mi papá, diciendo que no. Arqueando las cejas como cuando un sillón ya estaba muy usado y no tenía remedio. Al siguiente partido no fue. Imaginé que ya se había arrepentido de llamarme Pelé Reymundo. Y a mí ya no me sabía igual patear la pelota si no era para llevar este nombre a la cima.

No volví a jugar futbol. Mi papá se encerraba en ese cuarto cada vez más seguido, escuchando las noticias de su ídolo. No sé por qué, pero lo sentí más ausente. Como si el futbol fuera ese lazo de amor que cualquier hijo quiere construir con su padre y que, si falla un penal, una asistencia o un tiro libre, entonces también fallan esos ratos en donde se sientan a las ocho a ver dos equipos enfrentarse. Enojarse porque el árbitro es un ciego que no ve esto o aquello y celebrar juntos cuando cae un gol a favor.

Mi padre nunca imaginó que el Pelé Reymundo al que le tenía tanta fe para llevar a México a la gloria en el Mundial, terminaría estudiando Leyes. Y cuando salí de ese universo en el que sólo existíamos mi papá y yo, me di cuenta de que mi nombre no era una bendición. Era un chiste.

El abogado Pelé Reymundo, ¿te imaginas?, decían las muchachas del salón y a mí me ardía la cara de vergüenza. Quería reclamarle su locura y su desmedida afición, pero, a fin de cuentas, mi papá me hubiera puesto ese nombre aunque naciera cien veces.

Entonces investigué todo para cambiármelo y ponerme uno como cualquiera. A lo mejor Silvestre como mi abuelo, Juan Carlos como mi tío. Rafael, como mi padre.

Pero una tarde me invitaron a cascarear afuera de la facu. Yo centro delantero. Nunca tuve problemas para correr ni cabecear. El ADN me bendijo con piernas largas y una flacura que yo muchas veces pensé insana.

El aire me daba en la cara, sentí cómo el sudor de mi frente y del pecho se secaban al tiempo de burlar a los defensas y anotar el primer gol. Un cabezazo que dejó al portero del otro equipo con la boca abierta, inmóvil.

Pelé Reymundo, Pelé Reymundo gritaban los curiosos que se juntaron alrededor de la cancha. Dicen por ahí que el cuerpo tiene memoria y que nunca olvida sus verdaderas pasiones. Y esa tarde hice seis goles, los que me hubiera gustado hacer en aquel torneo infantil ante los ojos de mi viejo.

Por primera vez en años sentí orgullo de llevar ese nombre. Los maestros me dijeron bien que te queda. A lo mejor te equivocaste de carrera y lo tuyo era el deporte. En la Selección Mexicana hace falta un Pelé como tú.

El aire de todo el mundo me cabía en los pulmones. Se me atoró la emoción en la garganta. Corrí, atravesé las avenidas, ensuciándome el pantalón con los charcos de agua, pisando chicles, esquivando perros y señoras con sus hijos.

Me quité la camisa para que el humo de los carros no ensuciara mi victoria.

Llegué a la casa y encontré a mi papá en el patio. Estaba sentado en un tronco de madera. Grapas en medio de los labios, midiendo un pedazo de tela de terciopelo azul. Las bolsas de sus ojos nunca me parecieron tan grandes. Las grapas temblaban entre sus dientes y un hilo de saliva le resbaló por la barbilla y cayó sobre su vientre, que se asomaba debajo de la camisa.

¿Qué quieres?, preguntó.

Papá, hoy jugué fut.

Su boca se abrió como una tumba dispuesta a recibirme. Se estaba riendo. Su barriga brincaba con las carcajadas y dijo apoco todavía se acuerda cómo jugar el señorito. ¿Y ganaste?

No, le respondí. Hoy tampoco pude.



Samanta Galán Villa (Moroleón, Guanajuato,1991) textos suyos se publicaron en medios como la Revista Pez Banana, Revista Estrépito, Sputnik, Neotraba, Monolito, Low-fi ardentía y en el periódico oaxaqueño El Imparcial. Actualmente, lleva un diplomado en Literaria, Centro Mexicano de Escritores y forma parte del taller de novela corta del escritor Eugenio Partida. Recientemente se publicó su primer libro de cuentos 'Amorfismos' (2022), con editorial La Tinta del Silencio.

Llega "Siete veces adiós" al teatro del CCU, la obra más exitosa del momento



Jaime López



Considerado como el montaje más exitoso de la actual cartelera escénica nacional, "Siete veces adiós" será presentado a las y los poblanos en el teatro del Complejo Cultural Universitario (CCU) de la BUAP.

La puesta en cuestión estará del 2 al 5 de febrero, en un total de seis funciones distribuidas durante esos cuatro días.

Es producida por Ola Ke Ase Creativos, así como por Alan Estrada, Jannette Chao, Vince Miranda, Salvador Suárez, Playhouse Entertainment, Daniel Delgado y Carlos Mtz Vidaurri.

La historia sigue a una pareja, conformada por "ella" y "él", que después de siete años de relación empiezan a ser alejados por la costumbre o la rutina.

Aunque al principio acuerdan darse una pausa, a "él" se le ocurre recrear siete momentos claves de la relación con la finalidad de reavivar el amor que todavía puede existir entre ambos.

Cabe destacar que en sus exhibiciones en la capital poblana, "Siete veces adiós" contará con la presencia de su elenco original, incluyendo a la actriz Fernanda Castillo.

Bajo el slogan "Un musical hecho con el corazón roto", la dramaturgia corre a cargo de Alan Estrada y Salvador Suárez, quienes convierten a la música y el amor en la columna vertebral de su relato.

Asimismo, el montaje intenta hacer una radiografía de las relaciones que se viven en el siglo XXI y, además, cuestiona el concepto romántico del amor perfecto.

Sumado a ello, genera reflexiones sobre otros tópicos universales, por ejemplo, la fidelidad, el deseo de tener hijos o no, la relación con nuestros padres y cómo su ejemplo de pareja influye en nuestras expectativas.

¿El amor es para siempre? ¿Existe el “amor de mi vida”? ¿Cuántos “amor de mi vida” caben en una sola vida? ¿Somos un cúmulo de historias en lugar de una sola historia “para toda la vida”?

Las localidades para "Siete veces adiós", obra apta para mayores de 15 años, se pueden encontrar en Superboletos, desde 640 hasta mil 340 pesos.

La primera función será el día 2 de febrero a las 20 horas; posteriormente, el 3 del mismo mes se presentará a las 18 y 21 horas.

En tanto, el 4 de febrero tendrá funciones a las 17 y 20 horas, mientras que el 5 de febrero, será exhibida a las 17 horas.



"Ruido", la interferencia de las emociones



Cinetiketas | Jaime López |


El zumbido de la ineficiente burocracia lascera su oído, cerebro y alma. Es una de las primeras interferencias que se encuentra durante la búsqueda de su hija "Gertrudis", la cual, sin duda aumenta su desasosiego.

Es "Julia", el personaje protagónico de la más reciente película de Natalia Beristáin, "Ruido", que refleja el pesar de las miles de progenitoras mexicanas, cuyos familiares han sido víctimas de desaparición forzada.

Con una conmovedora interpretación por parte de Julieta Egurrola, la obra en cuestión recorre varios de los sentimientos que viven las mamás buscadoras durante su periplo.

Es así como la "Julia" de "Ruido" pasa del coma emocional a la ira y de la ira a la desesperación, no sin antes haber realizado una parada temporal en la sororidad y en la indignación.

"Su pinche protocolo es el que nos trajo aquí", reclama de manera enérgica la protagonista en una secuencia del filme, luego de que los servidores públicos encargados del caso de su hija han cometido un error con el expediente de la misma.

El enojo de "Julia" no se detiene ahí. Crece cada vez más hasta hartarse de la inusual compasión que le tiene su esposo, con quien al parecer ya no vive bajo el mismo techo:

"Me encabrona que sea tan amable", expresa con rabia y exasperación en una reunión de mamás buscadoras. Lo anterior es apenas una pincelada de la manera en que la realizadora va construyendo su radiografía acerca de uno de los terrores más actuales de la sociedad nacional.

Un monstruo de mil cabezas que no solo implica la pérdida de la tranquilidad de las familias de las víctimas, sino también el saber sortear la insensibilidad de las autoridades y el acecho del crimen organizado.



Teniendo la ayuda en el guion de Diego Enrique Osorno y Alo Valenzuela Escobedo, Beristáin logra generar una empatía inigualable hacia su "Julia", algo que se agradece enormemente, porque muchas veces la problemática retratada suele ser ignorada por los connacionales.

Sin ser aleccionadora o didáctica, el "Ruido" de la cineasta es una muestra clara de cómo el séptimo arte puede ser una oportuna herramienta de denuncia, que visibiliza con coherencia y profundidad una de las más crecientes pandemias en México.

Sumado a ello, Beristáin recoge con gran acierto parte de los conceptos o neologismos que se han ido incorporando en la población como consecuencia de la desaparición forzada, por ejemplo, "acuerpar", "hijes" o "revictimizar".

Aunque en su recta final, la historia alcanza un tono más melodramático, que no da tregua a falsas esperanzas, "Ruido" es una pieza imperdible de conocer, de difundir boca en boca, para que quienes todavía son ajenos al problema de las desapariciones entiendan un poco mejor las sensaciones y protestas que provoca ese fenómeno.

Cabe agregar que la cinta también es dueña de una gran coactuación por parte de Teresa Ruiz y, además, tiene apariciones especiales muy dignas como las de Nicolasa Ortiz Monasterio y Mónica del Carmen.

A diferencia de "La civil", cuya premisa también se centra en una mamá buscadora, en "Ruido" la ficción no es evidente e incluso recurre al apoyo de una agrupación civil que se ha especializado en la búsqueda de personas.

Eso, junto con las convicciones de Beristáin por seguir reflejando los dolores y esperanzas de las mujeres que han trastocado su vida (abuelas, escritoras famosas o madres coraje), convierten al filme mencionado en una de las propuestas indispensables de este año.


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